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martes, 23 de febrero de 2010

¿MARTINA; LA PRINCESA DE LAS PALABRAS O LA PALABRA PRINCESA?

Para mi amiga Irlanda Herrero por el tiempo
Dedicado a revisar mis textos.

Sentada en el último taburete de la barra, balanceaba los pies absorta en sus pensamientos, miraba los zapatos como iban hacia delante para después retroceder siguiendo siempre la misma trayectoria, aún sin verlos no retiraba sus pupilas de ellos, parecía estar a miles de kilómetros de aquella cafetería que tanto le gustaba, no adivinaba la primera vez que estuvo allí, igual fue antes de tener conciencia de su existencia, su madre la había llevado cada tarde después de clase, mientras ella hablaba con la amiga de turno, que variaba continuamente, pero siempre eran el mismo perfil: Rubias oxigenadas con largas uñas pintadas que tanto le repugnaban y vestuario tan vulgar como estereotipado, nunca se había detenido en conocerlas, ni tan siquiera se aprendía sus nombres porque rápidamente eran sustituidas por otras que resultaban ser, según su propia madre, mejores que las anteriores, aunque ella seguía viéndolas iguales, como hechas en serie.
Estaba intentando recordar cuántos camareros conoció, cuántas veces habían cambiado esas cortinas que nunca llegaban a ser blancas, siempre había una nebulosa de humo que acaba tiñéndolas de amarillo, le encantaban los ventanales donde a veces pegaba la nariz solo para ver el ir y venir de gente, e imaginar qué hablarían o intentar leer su pensamiento, a menudo establecía diálogos imaginarios entre los transeúntes.
A penas con unos años, un señor de bata blanca anunció a su madre que era un caso muy particular, ella podría escuchar todo aquello que acontecía a su alrededor, pero sería incapaz de pronunciar las palabras. Ante esa noticia su progenitora lloró durante días, y comenzó su larga itinerancia de colegios para “niños mágicos” o algo así, le contaba desde la parte delantera del coche cuando la llevaba a conocer un nuevo centro. A su madre parecía no gustarle ninguno, a pesar de ser una mujer con poca formación, era luchadora y su falta de conocimiento lo suplía con sus ganas, nunca se rendiría ante la adversidad y mucho menos consentiría que tratasen a su hija como a una estigmatizada.

Martina, sin embargo, a sus seis años era capaz de mesurar el valor de las palabras y la importancia que tenían, jugaba con ellas, en su mente realizaba discursos que a esa edad son impensables, hacia raros silogismos, sentía una fascinación casi enfermiza por ellas.
Afinaba su oído pues el sonido de las palabras tenía en ella un efecto casi hipnótico, la musicalidad de algunas, la arrogancia de otras, ¿qué mágico poder tenían sobre ella que jamás podría emitirlas?
Esa tarde tenía algo de especial, la cafetería estaba más llena de lo habitual y la calle no le resultaba tan entretenida, veía a madres corriendo como posesas con su hijos de la mano, con impermeables y botas de agua, todo el glamour acuático en plena pasarela de este barrio, que carecía del mismo. La fuerte lluvia hacia que la imagen de los paseantes habituales, que ella conocía casi íntimamente por las veces que había jugado con los entresijos de su imaginación e incluso le había dado nombres para diferenciarlos, no aparecieran ese día.
La meteorología había trucado por completo las escenas cotidianas que ella contemplaba desde su lugar privilegiado en el Café Paris.
Absorta en su mundo interior levantó la cabeza y contempló, a su madre, era tan guapa como las mujeres que salían en las portadas de revistas, siempre y cuando no abriese la boca, hablaba durante horas con cualquiera que se prestase, sin llegar nunca a decir algo concreto.
El resto de la gente de esa mundanal cafetería hablaban casi a gritos, entraban y salían nuevos clientes, las mesas cambiaban de personas sin que a ella le diese tiempo a ubicarlos; se escuchaba continuamente;
- Manolo dos cortados y una de churros con leche templada- ella intentaba repetirlo cada vez que lo escuchaba pero era incapaz, sólo podía hacerlo en su mente.

En clase, ese mismo día, había tenido taller de lectura. De entre todos los posibles, ese era el que más le atraía, pues la fascinación por las palabras le hacía que inventase mundos donde ella hablaba y no tenía que llevar siempre ese cuaderno que se convirtió en su compañero desde que aprendió a escribirlas.
Pensando sin más, se le iluminó la cara, ¿qué pasaría si las palabras ya no significasen lo mismo?, en ese preciso instante Martina conectó su imaginación y desapareció todo atisbo de realidad…
Los diccionarios llevaban tiempo pensándolo. Cada vez, los humanos utilizaban peor los significados, desajustaban términos, no conjugan bien los verbos, después de debatirlo fueron a visitar a la princesa de las palabras, para hacerle una propuesta.
- Martina hemos venido a ti, visto que realmente estamos en desuso, hemos decidido mantener una reunión con vosotras, para hacerle la guerra a los humanos. Vosotras, las palabras, estáis siempre al servicio de ellos y nosotros custodiamos vuestro valor de la misma manera que vigilamos el empleo que hacen de vosotras, y todos hemos concluido que no valoran vuestros significados, ni a nosotros nos tienen en estima.
Nuestros hermanos “los sinónimos” han firmado la paz con sus eternos rivales “los antónimos”, incluso los de países más lejanos han firmado alianzas para esta guerra.
Tras pensarlo un momento, la princesa de las palabras contestó;
- ¿Cuál será nuestro papel en la guerra?- no estaba muy convencida del todo, Martina sabía por experiencia lo que ocurrió en Babel.
- Está todo calculado, - respondió “El General Enciclopedia”- vosotras cambiareis de significados, nosotros os daremos los nuevos tras una combinación aleatoria.

La princesa arrugó su t casi convirtiéndola en una ñ, a sabiendas que en muchos de los diccionarios allí presentes no conocían a ésta, se sentó sobre su M que era la que soportaba mejor el peso, y se quedo dubitativa…
- General, explique mejor la situación, no puedo enviar a mis súbditas a la guerra sin tener bien definido el plan bélico.
- Bien sencillo, la palabra rosa ahora significará sombrero, aunque siga ejerciendo como tal, el verbo correr ahora será esgrimir, y la guerra se dirá cultura, mientras las estrellas tomarán a las basuras.
Se quedo la estancia en silencio y desde fondo se escuchó un grito
- ¡Naveguemos a la Cultura!
- ¿quién ha hablado? – dijo la princesa Martina
- Soy locura, quise decir vayamos a la guerra, cambio mi significado por el de magia, si ella y los diccionarios están de acuerdo, siempre quise llamarme así.
Clausuraron la reunión, firmaron las alianzas para su cruzada contra los humanos y nombraron a la Princesa Martina espía del mundo conceptual en el mundo real.
En su fábrica onírica se encontró de nuevo en el Café Paris, todo había cambiado, simulaba todo un teatro de lo absurdo, pues los que leían los diarios tenían ojos de asombro, los que estaban en las mesas se gritaban, pero no se entendían, el camarero que antes relataba pedidos no era capaz de entender lo que significaban y al intentar explicar a sus compañeros aún se enmarañaba más la situación. Ella la única capaz de conocer lo que sucedía, la miraban todos como si de una loca se tratase, porque no dejaba de reír a carcajadas.
Su madre como el resto de clientes, agitaba los brazos y parecía muy enfadada con el caos reinante, le dirigió una mirada y Martina le devolvió la más dulce de sus sonrisas, al verla se paralizó el tiempo, la comunicación entre ellas se aisló por esos instantes, sin palabras, sin gestos, Martina le explicó cómo se sentía ante el resto del mundo por no poder decirles todo aquello que sentía y quería…
El desconcierto siguió el tiempo que duró el café a media tarde, no sé sabe qué pasó con miles de e-mail recibidos y no entendidos, ni los sms incapaces de ser descifrados por tantos bailes de “q” y de “xq” . Nadie supo explicar porqué no hubo accidentes si en las señales de STOP se leía MARGARITA y las noticias parecían jeroglíficos.
Lo que si podemos decir, que el valor de las palabras es incalculable y los que vivieron esa tarde del Café Paris, saben que mejor es el silencio que no emplear bien las palabras, porque ellas cobran vida y son las causantes de sentimientos, de fantasías, y a veces de las dolores que no dejan huella en la piel pero si en nuestras vidas…

carmeloti

martes, 16 de febrero de 2010

SUEÑO DE MUJER



 
 Autor: Jorge Luis Colindres Monge
Profesror de la Universidad Francico Gavidia
Pais: El Salvador
Cada cultura, cada generación, cada familia, cada mujer, tiene tantas definiciones sobre el amor, el matrimonio y la familia como ojos que puedan mirar esta imagen, la captación de este momento es única e irrepetible, nunca será igual ni aunque se tratase de las mismas personas, pero si se reinterpretará la misma escena en otros lugares, en otros momentos, en otros escenarios, con otros personajes, con diferentes vivencias, credos y culturas que harán que se transforme la misma  en distintas proyecciones de una misma realidad.
¿Qué tiene de especial este momento en la vida que siempre nos induce a una reflexión profunda?
Esta imagen conmueve a los  que se dejan impregnar por el diálogo  latente, entre las mujeres, el fotógrafo que las inmortaliza y la mirada de un niño, que parece estar invitado a contemplar la belleza desde el umbral de la vida.
La mujer como protagonista  sin importar e importando la edad y la cultura; desde los orígenes de las civilizaciones queda patente la necesidad de establecer un pacto, un matrimonio, una unión para fortalecer la vida, para transformar el individualismo del yo, en la pluralidad del nosotros.
La joven y la anciana, el vestido blanco símbolo de pureza y traje tradicional cargado de leyendas ,un collar y unos pies descalzos, el blanco y el negro, el fotógrafo y el niño, la luz reflejada, una puerta hacia estancias sin conocer y un sendero a recorrer, todo mesurado para que no nos perdamos en la escena.
No necesitamos color, porque nuestra imaginación ya la fabrica, la camisa y el velo de la anciana  nos hacen ver el cromatismo del Salvador y las mujeres hacen el tributo al mestizaje del país, el folklore reflejado en sus enaguas y la actitud de ambas ya nos despiertan la ternura,  por algo se le conoce como el “País de la Sonrisa”, porque la idiosincrasia de los salvadoreños suscitan la grandiosidad que se esconde detrás de lo simple, la elegancia de lo paupérrimo, que es reflejado sin necesidad de crear representaciones coloristas, porque trasmite y comunica algo más profundo que un simple enlace, nos hace reflexionar sobre cultura, mujer, mezcla racial, etapas de la vida y todo aquello que podamos esgrimir de ella.
La primera mujer aparece en un primer plano pero unos pasos por delante compartiendo protagonismo con la joven,  icono de sabiduría porque ya  vivió su momento hace tantos años como cada quien pueda calcular por los pliegues de su piel,  veterana en estos sentimientos,  transfigurada en el amor,  perspicaz en la fundación de la institución de la familia y conocedora de la interpretación de los tiempos en la misma.
Vestida de la dignidad que dan sus años, pero descalza, pues así manifiesta el arraigo a la tierra misma que la vio crecer, dejándole el legado a esta nueva joven que aún tiene que recorrer su camino, sin joyas visibles porque las que ella tiene están adheridas a su piel fruto de los días que ya compartió con su esposo y en este preámbulo anterior las comparte con el entusiasmo de quien quiere gritar  con la boca cerrada que en más de una ocasión quiso olvidarse de los compromisos y salir huyendo pero en el ocaso de sus días sabe que todo lo sufrido fue con mucho lo mejor, pues la vida y el amor es una lucha constante para hacerlo crecer y transformarlo en nuevas oportunidades.
No importa cuántas veces tenga que perdonar pues otras tantas le tocará ser perdonada, será la asignatura diaria en este nuevo sendero a recorrer, porque el miedo al fracaso no es más que olvidarse que en esta batalla no estará sola,  sino unidos contra la adversidad será la única manera de salir victoriosos.
La joven representa la frescura del momento, la ilusión de compartir, los sueños por realizar, la osadía de tener el valor de arriesgar  por un compromiso,  aunque caduco para muchos, renovado  cada vez que dos personas deciden embarcarse en este proyecto vital, que siempre tiene como punto de partida el amor.
Vestida de blanco color alegórico de la pureza, será requisito en muchas ocasiones, reminiscencias de pasado y culturas, en otras tantas.                                                                                                        La usencia de color en contraposición a la diversidad de tonalidades, entra a su nueva vida en blanco para ir coloreándolo, aportándole el color, como un lienzo antes que el pintor dibuje, inmaculado ante la nueva creación, que no sabe en qué se convertirá, todo el misterio de aprendiz  queda supeditado a esa nueva esperanza.
La vida compartida, la maternidad, la entrega, el deseo de sentirse viva en el otro, el contigo para todo y por siempre, con la desfachatez de la inexperiencia, la frivolidad de saberse querida y que no llegará el otoño a ese amor, recogiendo el legado de mujeres que ya lo vivieron y haciendo suyo esta encomienda de seguir dando y creando vida.
Su collar realza la belleza de los amores primeros, de amor sin magulladuras, cuando todavía se alimenta del sentido estético,  que no hay nada más emotivo que verse reflejado en las pupilas del otro y que la imagen que te devuelva sea aún mejor que la original.  Estas primeras etapas del amor son precedidas por un enamoramiento, la imagen es idealizada y ponderada frente a otras muchas perlas que se apreciarán con el paso de los años.
El niño espectador las ve a ambas, conoce la magnitud del momento, pero se siente al margen, las mira desde lejos, y sin saber cómo ni por qué en su mente se van forjando valores, emociones, retales de vivencias que mañana lo harán un hombre y el mismo  querrá ser protagonista algún día.
Sus ojos serían los mejores para describir lo que está ocurriendo porque a esas edades todo es convertible, y la plasticidad de los momentos infinita, representa la continuidad y  la secuencia de la vida. Este niño alude a las diferentes perspectivas  de un mismo acontecimiento, tanto social como sociológico en las distintas dimensiones generacionales que pueda ser observado.
La puerta en el fondo, el niño en un lado y justo delante las mujeres, forman el conjunto de la foto, sin finalizar etapas, sino abriéndolas y compartiéndolas.
La luz ilumina y envejece la imagen, quedando casi en el anonimato los rostros de estas mujeres, porque ellas en este caso podrían ser ; cualquier niña, adolescente o  mujer, da igual de qué clase social, de qué cultura,  país de origen , alguna vez han soñado con este vestido blanco y  con el apoyo de una catedrática en el amor instantes antes de comenzar andar su camino junto a otro.
La imagen cobra vida cada vez que es mirada, porque el fotógrafo nos prestó su ojo, nos prestó la capción de lo efímero  para que  cada uno de nosotros la hagamos nuestra,  despierta recuerdos y suscita esperanzas, y ante  todo nos trasmite tiempos de convivencia entre culturas y generaciones, nos relee el amor en su diversidad y su trasformación en el transcurso del tiempo, mientras el niño suspira por las coletas de la niña de  clase, la joven siente la emoción de su nuevo esposo y anciana acompañada por cónyuge en este último trayecto del viaje.
La vida, el amor, la luz y las experiencias mezcladas y ordenadas componen y descomponen las historias que se cuentan o nos hacen cambiar el curso de nuestro paso por este mundo, negarse a ver y sentir no es más que olvidarse de vivir.
Las bodas en EL Salvador acaban en un pequeño carnavalito, y eso es a veces es el matrimonio, un juego de máscaras que se ponen y se quitan, que se adorna con collares y  colores vibrantes, pero pasado el tiempo  se embellece ese amor primero, cuando las arrugas dejan al descubierto la  necesidad que tenemos a “querer y sentirnos queridos”.

carmeloti

sábado, 6 de febrero de 2010

EL NUMERO PI Y EL PROYECTOR



Como cada tarde se escuchó sonar el timbre, ese que libera a los alumnos de las tediosas clases, lástima que a esas edades no se sepa valorar los tesoros que esconden las aulas, y lo que aún no saben es que todo cobra vida cuando sale el último alumno, se cierra la sala de profesores y el portero clausura el edificio hasta la mañana siguiente, después que la limpiadora haya recogido hasta el último papel garabateado y limpiado hasta el ultimo encerado………..


Se cercioró que era la hora, y se miro en su espejo circular, se vio guapo y listo para el ensayo general, abrió la puerta del camerino compartido, donde se podía leer el gran cartel de” Libro de Matemáticas.”

Salió presto y dispuesto a encontrarse con su viejo amigo, y cuál fue su sorpresa que lo habían cambiado por un modelo más actual.

- ¿Sabes que ha pasado con el antiguo proyector?

- Pues me dijeron que se había jubilado, que tenía la lente en mal estado, y prefería descansar en la residencia de “Aparatos con historias”.

- ¡Qué vago y testarudo! Contesto sin más, para que no adivinase el dolor que le causaba perder a su viejo amigo;

Llevaba un tiempo diciéndole que se revisase las piezas, pero nunca me escucháis, ni él, ni sus antecesores y a tú nuevo Proyector te harás lo mismo llegado el día, dijo con desaire.

Los de tu especie sois así de manipulables por los humanos, que os usan a su antojo y os olvidan sin más, ¡amores parcheados! Exclamo furioso.

- El nuevo proyector se sintió ofendido por aquel recibimiento y pregunto, ¿se puede saber quién eres?

- ¿Qué clase de pregunta es esa? ¿No has escuchado hablar de mí?, no puedo creer que a ti tampoco te hayan explicado, otra vez mas tendré que explicar la historia.

Aquí donde me ves soy el Número Pi, desde la época de los escribas intentaron conocerme, imagínate si conozco culturas, corrientes de pensamiento y épocas, he vuelto locos a grandes genios, desde los tiempos de Arquímedes, incluso un matemático llamado Ludolph Van Cuelen, que me conoció a fondo me grabo en su lápida……

- Entonces estoy de suerte podré aprender mucho con usted, contestó el Proyector que por ser aprendiz en esta clase no quería parecer ingenuo.

- Bueno, bueno…… de mi y de todos los que pasaremos por tu escenario, contestó el Número Pi.

Mañana tocará mi puesta en escena, pero luego conocerás a viejos amigos, como el “Número e”, que no deberías confiar mucho en él, en cierta ocasión intento robarme a mi chica conocida como “Clave de Sol”, es fantástica, ella ama la música, dijo dejando escapar un suspiro que delataba el amor que sentía por ella.

El proyector ruborizado no se atrevía a preguntar en que consistía su trabajo, pero advirtió que era el momento de hacerlo pues mientras el Número Pi se acordaba de su novia parecía estar como en las nubes y la primera vez que su actitud no era tan soberbia.

- Número Pi, dijo con un hilo de voz ¿qué haremos mañana?, pues ya me comentaron que podría trabajar en oficinas, en escuelas, universidades, sé muy bien mis competencias, pero me gustaría que me explicase ya que veo que cuenta con mucha experiencia.

El Número Pi en ese momento se vanaglorio sintiendo el respeto que le estaba mostrando aquel nuevo amigo, se quedo pensativo para darle más emoción al momento y comenzó su relatanto tantas veces ya contado,

- Mañana cuando lleguen los alumnos, empezara el ruido, el revuelo, hasta que entre por la puerta la Señorita Mª Luz que me conoce como si hubiese estado conmigo desde el principio de los tiempos, sorprendente ¿verdad?

- Pues si, dijo el Proyector sin estar seguro que fuese la respuesta acertada.

- Mª Luz como buena maestra de ceremonias saludará a nuestro público, recordará brevemente funciones anteriores, luego pedirá a Cecilia, que es la delegada de nuestro teatro que se acerque a ti y te ponga a funcionar, tras una breve explicación de mi trayectoria profesional en distintas culturas, y mi relación con otros humanos aclarándole como me conocieron y las diversas utilidades que me dieron en los campos de geometría, física e ingeniería, dará paso a mi actuación, tú serás mi escenario para que conozcan mi forma grafica, y mi valor; nada más y nada menos que 3, 1415265358 …

Al decir esto el Número Pi se sintió satisfecho, una vez más había explicado su historia, hasta el mismo se sorprendía de lo que le gustaba hacerlo pues estaba orgulloso de ella.

- Pues creo que me va a gustar este nuevo trabajo dijo entusiasmado el Proyector.

- Me alegro contestó el Número Pi, porque mañana será tu gran debut y espero que estés a la altura.

- Eso mismo espero yo, y agradezco que me haya contado su historia en este ensayo.

- Amigo Proyector, le voy a pedir un favor, dicen de mí que soy un número irracional y trascendente, pero nunca mencionan que estoy enamorado de la “ Clave de Sol”, y quería dejarle un poema para que nunca me olvide, lo invento un humano, lo utilizan para no olvidarse de mis decimales por eso me gustaría que se lo dieses a ella cuando venga su función; dice así:

“Voy amar a solas, deprimido

No sabrán jamás que sueño hallarte,

Perímetro difícil, escondido

Que mis neuronas late….

Oscuro camino para ver

Los secretos que tú ocultas

¿Hallarlos podré?...

- Se nota que está muy enamorado de la “Clave de sol”, se atrevió a decir el Proyector.

El Número Pi lo miro fijamente y contestó

- Estas en lo cierto, pero lo importante es que mañana todo salga bien, mi historia con la “Clave de Sol”, lo dejaremos para otro día, coincidiremos en muchas más funciones, dijo mientras recogía sus decimales.

Se quedaron un momento en silencio cada uno adueñándose de lo que en aquella noche había pasado, El Proyector tenía esa mezcla de alegría y, miedo que se tiene ante la novedad, ante el primer día de trabajo y fue el primero en romper ese silencio casi ceremonial.

- Que pase buena noche Número Pi

- Igualmente amigo, me regreso a mi camerino, no sin antes decirte que ha sido un placer conocerte y compartir mis experiencias contigo y no tiene que llamarme de usted, pues seremos grandes amigos.



carmeloti