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miércoles, 22 de febrero de 2012

Correos de ida y vuelta...

"Encontrándose dos extraños* comienza la vida.."
E.E. Cummings

 


Hola c.
Sigues empeñada en vivir negándote a ti misma, y no lo entiendo, perdona es fácil ver como te apagas, como sigues intentando abandonar todo lo que eres, esconderte tras tus fracasos para no tener que enfrentarte a cada uno de tus logros y responsabilizarte de ellos. Te da miedo ser para alguien y que necesites de alguien.
Aunque quién soy yo para pedirte o ajustarte la cuenta de tu historia, vive como quieras, disfruta de lo que tienes, sigue soñando y solo te exigiría que no dejes de escribir desde que te conozco es la razón de tu vida.

Tu amiga
X.


Después de leer el mail, cerró el portátil donde había escrito mil y una historias de sí misma y de sus personajes, quijotes más que sanchos, nunca guardó el equilibrio con el binomio fantasía/ realidad, jugando con escenarios, hilos conductores, gramáticas imperfectas conjugas con giros imposibles, fallos para vomitar y verdades descansando en soportes creativos.

Se quitó sus gafas, -sólo las utilizaba por no olvidarse de la vanidosa que también vivía con ella-, las miró y pensó que esas eran tan aburridas como marrones y podría cambiarlas por unas en color verde. Atrevidas y radicalmente diferente a lo que ella se hubiese comprado hasta el momento. Se miró en el cristal de la ventana,- se imaginó con ellas- , se dedicó una coqueta sonrisa… Empezaría por algo tan insignificante a vencer su miedo a los cambios, se instaló en unos instantes en su mundo de planes, proyectos y sueños a cumplir…

- ¿Quiere algo más?, ¿me está escuchando? Le repitió la camarera por quinta vez, -se enfadaba cuando aparecían clientas como aquella que parecía estar en otros mundos-, con un tono que espantaba y reclamaba la atención de los demás clientes.

- Perdona, no me dí cuenta, -contestó tan despistada que era incapaz de ver la ira reflejada en los ojos de chica del mandil-, tráigame un café con leche, esta vez no en la taza más grande, sino en la más bonita que tenga…

- Si claro… y si quiere lo acompaño con unas rosas y bombones belgas en forma de nubes a juego, -le contestó entre dientes la camarera, dándose media vuelta sin más- incapaz de encontrar algo en común con aquella loca del portátil con una Blancanieves,-pensó, tiene poco que hacer para estar aquí perdiendo su vida con un portátil de niña a estas horas-.

Mientras llegaba es café, miró a su alrededor y justo frente se encontró con los ojos de él…

Abrió de nuevo su portátil…

Hola X.,
Acabo de leer tu último correo y nada nuevo que contarte, este es el décimo que te escribo esta semana, poco ha cambiado desde el noveno. Antes de escribirte, estuve leyendo unos versos de E.E.Cummings, estoy convencida que los conoces, los de la película “Más allá del cielo”, la que me regalaste el día de los vinos en Sol, aún no me has explicado si lo hiciste con alguna intención.
Se los voy a regalar a un extraño* que está sentado justo frente de mi mesa, él cree que no me conoce, pero cuando dejé el poema en su mesa, sabrá que soy yo. Y seré necesitada cada día por él y estaré feliz que así sea.
¿Te estarás preguntando porqué tanta seguridad?
En el próximo correo te lo cuento, porque me está esperando para planear nuestra vida.

Tu amiga
c.

                                                                              carmeloti

25 comentarios:

Pato dijo...

Qué ruquetesupermega interesante ha sido leerte, de todos los costados me surgían interrogantes y puntos en común con la sensación de esta mañana mía...

Poemas de Cummings...

Habrá que leerlo, gracias!

Pato dijo...

Qué ruquetesupermega interesante ha sido leerte, de todos los costados me surgían interrogantes y puntos en común con la sensación de esta mañana mía...

Poemas de Cummings...

Habrá que leerlo, gracias!

Nines dijo...

Me encanta!!!! Lo que quiero es que continúe...

Por favor, que no pare.

Bss

Amanecer Nocturno dijo...

Qué texto más intrigante!
Apoyo a Nines en lo de la siguiente parte!

Un beso.

LA ZARZAMORA dijo...

C dio un giro de 180º a su vida y nos dejas sin saber lo que pasó?
Ya te vale...
:)
Besos.

Noelplebeyo dijo...

vete a saber donde llevará tanto correo

Sbm dijo...

Me ha gustado el escrito. Un poco utópico, eso sí ;-), y lleno de esperanza.

Unknown dijo...

El relato engancha y deja con ganas. Hay días y hechos que cambian la vida. Bien por eso.

abrazo.

çç dijo...

También espero impaciente el correo, sino el siguiente el que originó la confusión de C.

Saludos

Alimontero dijo...

esa siguidilla de correos es muy propio nuestro, entre amigas... jajajaja.... ahora hay muchos esperando por lo que sigue...

...yo tambien!

saludos!

Ali

ოᕱᏒᎥꂅ dijo...

esto es para mantenernos en ascuas hasta el próximo post, verdad??
como es él, es guapo, como va vestido???
joé, con lo marichismilla que soy no podré resistirlo!!!

ოᕱᏒᎥꂅ dijo...

esto es para mantenernos en ascuas hasta el próximo post, verdad??
como es él, es guapo, como va vestido???
joé, con lo marichismilla que soy no podré resistirlo!!!

crazy_chords dijo...

E.E. Cummings ha sido, probablemente, el descubrimiento más interesante de entre todo el conglomerado de autores que vemos en la facultad.

Interesante tu texto. ¿Habrá continuación?

Un saludo.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Para iniciar cualquier cambio, el primer paso es animarse. No se garantizará el resultado, pero sí la certeza de que se lo intenta.

Una linda historia.

Un abrazo.

Ru dijo...

Hola.
Tu mensaje ya está en el Mensajero Blog.

Un saludo.

Rubén.

efa dijo...

He disfrutado mucho la estructura de tu relato. Carta abriendo y cerrando el texto. Amén del intermedio en el bar, ¿le trajo la taza bonita?
Salud mujer!

Lapislazuli dijo...

Cuanta intriga, por favor massss
Un abrazo

Elcaligrafista dijo...

Me encantó....la vida como texto, y tu caminando entre palabras que son tu propio laberinto. Hoy es un dia en el que pienso que si, que me gustaria creer un poco mas en mi mismo....

mi beso.

CMQ dijo...

Las casualidades no existen. Llegaste a mi blog y me trajiste al tuyo... me quedo, vale?
Abrazos.

eMiLiA dijo...

Qué encanto de historia.
Admito que me he visto reflejada en mucho de ella. Ojalá pudiera ser tan valiente como para dar con un final como ese.

Abrazo.

iTxaro dijo...

me identifico en estas palabras "Te da miedo ser para alguien y que necesites de alguien"

... eso mismo

Nati dijo...

Cada vez que te leo me encuentro con más y más sorpresas. No es fácil encontrar a una blogger con una personalidad de actriz!! Sin duda debes explotar cada uno de los personajes que se esconden tras tus palabras... cada uno de ellos merece que les des una oportunidad.

Miles de cariños.

Mina dijo...

Me quedo en la boca un sabor a ganas de más...
Espero la siguiente parte, me intriga saber que viene.

Besos

Tonetxo dijo...

En lo alto del columpio donde se subió hace un rato, T. observa un cielo transparente e inmaculado. Aterido de frío, ha clavado la vista en la noche, y sus músculos están tensos y duros, rígidos como el mármol y callados en su misma postura. Venus, brillando solemnemente cerca del ocaso, con Júpiter acompañándolo ligeramente más arriba, guardaespaldas amigo al acecho estos días. Luna, casi llena, protagonista siempre de estas noches frescas y diáfanas de invierno.
Desde su posición, la ha observado reflejada en tu ventana. ¿O era tu rostro asomado a la noche protegido por el cristal de sus ojos clavados en los tuyos?

Nunca planeó nada en su vida y así le ha ido. Desde el punto de vista ajeno, bastante mal. Ha perdido todo por crecerle sobre los hombros una mala cabeza, inquieta, tornado perenne de sueños evanescentes girando con fuerza y arrancando paciencias de los demás, desterrando lógicas establecidas, apostando con la vida por la búsqueda de Eso, de Ella, Dé, y nada más. Porta un recuerdo anclado en el fondo de su alma, dibujado por las manos de Ella que han ido dándole forma muy despacio, año tras año, a veces con caricias, y otras con martillo y cincel. Últimamente con inusitada fuerza. Y como no planeó jamás nada, el pensamiento no atravesó ni tan siquiera el pellejo de su frente. Demasiado frágil. Inestable, inseguro, tanto como imaginativo, tanto como inventor, tanto como mecánico constructor de un futuro incierto pero plagado de sonrisas, de felicidad deseada, de deseo de darlo todo y caer, perderse en el laberinto de los pliegues del cerebro de ella y las cañerías oxidadas de los desagües de su corazón. Realmente sin saber por qué, ni para qué. Pero el poso no para de crecer y desarrollarse en su interior, constantemente, sin cesar, inexorablemente dirigiéndolo en su búsqueda.

T. se ha movido con poco bagaje sobre su espalda. Pocos recorridos sustanciosos en su vida. Escasas experiencias en cuarenta años deambulando por un pequeño barrio de Madrid y sin alejarse demasiado de su lugar de nacimiento. A cambio, una mente inmensa poblada de verdes y frondosos jardines esculpidos con flores increíbles, colores y aromas indescriptibles, y siempre paseados por Ella. Paisajes de idilio vigilados por enormes cielos azules o noches estrelladas inabarcables en las que en el centro de Todo, está Ella.

Pocos minutos después, T. ha descendido por la escalerilla desgastada y antes de regresar a casa, ha dado un paseo por las calles de Madrid que tanto le gustan. Andarlas sin rumbo fijo es un pequeño placer que se regala en sus noches perdidas, pequeño consuelo gratuito que llena sus heridas a cuchilladas ejecutadas por la soledad. Con las manos heladas entra en una cafetería en la que apenas media docena de personas se toman las primeras copas de la noche. De un vistazo rápido decide sentarse frente a una joven de rostro soñador y despistado que conversa con la camarera. Pide un té verde que endulza sin contemplaciones mientras de reojo observa con interés una figura de Blancanieves pegada sobre el portátil de la joven sentada frente a él. Y piensa en la princesa soñadora perdida en el bosque con sus amigos los enanitos disfrutando de una vida diferente. Al instante la sitúa sobre el centro de su jardín privado y sueño de humo vaivén, tumbada sobre manto de hierba altísima, con los párpados echados y los labios entreabiertos mientras un ángel con los brazos abiertos desciende como una pluma hasta posar su boca sobre la de Ella.

Cerrando los ojos un segundo, T. rememora unos versos de Benedetti que leyó días atrás en una carta de C.

Y se pregunta dónde estará Ella en ese mismo instante.

Tonetxo dijo...

En lo alto del columpio donde se subió hace un rato, T. observa un cielo transparente e inmaculado. Aterido de frío, ha clavado la vista en la noche, y sus músculos están tensos y duros, rígidos como el mármol y callados en su misma postura. Venus, brillando solemnemente cerca del ocaso, con Júpiter acompañándolo ligeramente más arriba, guardaespaldas amigo al acecho estos días. Luna, casi llena, protagonista siempre de estas noches frescas y diáfanas de invierno.
Desde su posición, la ha observado reflejada en tu ventana. ¿O era tu rostro asomado a la noche protegido por el cristal de sus ojos clavados en los tuyos?

Nunca planeó nada en su vida y así le ha ido. Desde el punto de vista ajeno, bastante mal. Ha perdido todo por crecerle sobre los hombros una mala cabeza, inquieta, tornado perenne de sueños evanescentes girando con fuerza y arrancando paciencias de los demás, desterrando lógicas establecidas, apostando con la vida por la búsqueda de Eso, de Ella, Dé, y nada más. Porta un recuerdo anclado en el fondo de su alma, dibujado por las manos de Ella que han ido dándole forma muy despacio, año tras año, a veces con caricias, y otras con martillo y cincel. Últimamente con inusitada fuerza. Y como no planeó jamás nada, el pensamiento no atravesó ni tan siquiera el pellejo de su frente. Demasiado frágil. Inestable, inseguro, tanto como imaginativo, tanto como inventor, tanto como mecánico constructor de un futuro incierto pero plagado de sonrisas, de felicidad deseada, de deseo de darlo todo y caer, perderse en el laberinto de los pliegues del cerebro de ella y las cañerías oxidadas de los desagües de su corazón. Realmente sin saber por qué, ni para qué. Pero el poso no para de crecer y desarrollarse en su interior, constantemente, sin cesar, inexorablemente dirigiéndolo en su búsqueda.

T. se ha movido con poco bagaje sobre su espalda. Pocos recorridos sustanciosos en su vida. Escasas experiencias en cuarenta años deambulando por un pequeño barrio de Madrid y sin alejarse demasiado de su lugar de nacimiento. A cambio, una mente inmensa poblada de verdes y frondosos jardines esculpidos con flores increíbles, colores y aromas indescriptibles, y siempre paseados por Ella. Paisajes de idilio vigilados por enormes cielos azules o noches estrelladas inabarcables en las que en el centro de Todo, está Ella.

Pocos minutos después, ha descendido por la escalerilla desgastada y antes de regresar a casa, ha dado un paseo por las calles de Madrid que tanto le gustan. Andarlas sin rumbo fijo es un pequeño placer que se regala en sus noches perdidas, pequeño consuelo gratuito que llena sus heridas a cuchilladas ejecutadas por la soledad. Con las manos heladas entra en una cafetería en la que apenas media docena de personas se toman las primeras copas de la noche. De un vistazo rápido decide sentarse frente a una joven de rostro soñador y despistado que conversa con la camarera. Pide un té verde que endulza sin contemplaciones mientras de reojo observa con interés una figura de Blancanieves sobre la tapa del portátil de la joven sentada frente a él. Y piensa en la princesa soñadora perdida en el bosque con sus amigos los enanitos disfrutando de una vida diferente. Al instante la sitúa mentalmente sobre el centro de su jardín privado y sueño de humo vaivén, tumbada sobre manto de hierba altísima, profundamente dormida por el veneno de la bruja, con los párpados echados y los labios entreabiertos mientras un ángel con los brazos abiertos desciende como una pluma hasta posar su boca sobre la de Ella. Y despertarla con su boca y la imperceptible brisa de sus pestañas.

Cerrando los ojos un segundo, T. rememora unos versos de Benedetti que leyó días atrás en una carta de C.

Y se pregunta dónde estará Ella en ese mismo instante.