"Encontrándose dos extraños* comienza la vida.."
E.E. Cummings
Hola c.
Sigues empeñada en vivir negándote a ti misma, y no lo entiendo, perdona es fácil ver como te apagas, como sigues intentando abandonar todo lo que eres, esconderte tras tus fracasos para no tener que enfrentarte a cada uno de tus logros y responsabilizarte de ellos. Te da miedo ser para alguien y que necesites de alguien.
Aunque quién soy yo para pedirte o ajustarte la cuenta de tu historia, vive como quieras, disfruta de lo que tienes, sigue soñando y solo te exigiría que no dejes de escribir desde que te conozco es la razón de tu vida.
Tu amiga
X.
Después de leer el mail, cerró el portátil donde había escrito mil y una historias de sí misma y de sus personajes, quijotes más que sanchos, nunca guardó el equilibrio con el binomio fantasía/ realidad, jugando con escenarios, hilos conductores, gramáticas imperfectas conjugas con giros imposibles, fallos para vomitar y verdades descansando en soportes creativos.
Se quitó sus gafas, -sólo las utilizaba por no olvidarse de la vanidosa que también vivía con ella-, las miró y pensó que esas eran tan aburridas como marrones y podría cambiarlas por unas en color verde. Atrevidas y radicalmente diferente a lo que ella se hubiese comprado hasta el momento. Se miró en el cristal de la ventana,- se imaginó con ellas- , se dedicó una coqueta sonrisa… Empezaría por algo tan insignificante a vencer su miedo a los cambios, se instaló en unos instantes en su mundo de planes, proyectos y sueños a cumplir…
- ¿Quiere algo más?, ¿me está escuchando? Le repitió la camarera por quinta vez, -se enfadaba cuando aparecían clientas como aquella que parecía estar en otros mundos-, con un tono que espantaba y reclamaba la atención de los demás clientes.
- Perdona, no me dí cuenta, -contestó tan despistada que era incapaz de ver la ira reflejada en los ojos de chica del mandil-, tráigame un café con leche, esta vez no en la taza más grande, sino en la más bonita que tenga…
- Si claro… y si quiere lo acompaño con unas rosas y bombones belgas en forma de nubes a juego, -le contestó entre dientes la camarera, dándose media vuelta sin más- incapaz de encontrar algo en común con aquella loca del portátil con una Blancanieves,-pensó, tiene poco que hacer para estar aquí perdiendo su vida con un portátil de niña a estas horas-.
Mientras llegaba es café, miró a su alrededor y justo frente se encontró con los ojos de él…
Abrió de nuevo su portátil…
Hola X.,
Acabo de leer tu último correo y nada nuevo que contarte, este es el décimo que te escribo esta semana, poco ha cambiado desde el noveno. Antes de escribirte, estuve leyendo unos versos de E.E.Cummings, estoy convencida que los conoces, los de la película “Más allá del cielo”, la que me regalaste el día de los vinos en Sol, aún no me has explicado si lo hiciste con alguna intención.
Se los voy a regalar a un extraño* que está sentado justo frente de mi mesa, él cree que no me conoce, pero cuando dejé el poema en su mesa, sabrá que soy yo. Y seré necesitada cada día por él y estaré feliz que así sea.
¿Te estarás preguntando porqué tanta seguridad?
En el próximo correo te lo cuento, porque me está esperando para planear nuestra vida.
Tu amiga
c.
carmeloti