"No esperes que valore tu presencia quien no sintió tu ausencia"
carmeloti
Hola X;
Me sorprendió que adivinases el porqué de mi seguridad, me estuve riendo como nunca al leer tus palabras; - “c. no tienes arreglo, sin duda eres ese raro ser que se mete entre la piel y el alma, aunque siempre acabas huyendo, espero que planearais juntos que hacer cuando te entre el pánico a ser o necesitar de alguien, porque planear contigo el futuro es hacer un plan de veinticuatro horas incluidos los de emergencia, alternativos y todos aquellos que se puedan considerar b.”-.
-¿No consideras que es el momento oportuno para cambiar tu argumento conmigo?, al leerlas ó mejor dicho al solo intuirlas en tus correos, me las salto siempre, porque me las sé de memoria y me suenan a letanías. Y tú me conoces bien, por mucho que me digas, me cuente, me aconsejan o lo intente, acabo haciéndolo siempre… aceptémoslo hay pies que prefieren andar descalzos a estar acomodados en unos zapatos. Aunque me fascinen los tacones, tenga debilidad por las botas altas, las sandalias me limpien la cuenta corriente… siempre acaban haciendo rozaduras en el corazón o al mirarlos me asfixio porque me aprietan tanto que no veo futuro, no veo claro que camino puedo recorrer con ellos y cuanto podrían soportarme ellos a mi. Y sí, igual debería hacerte caso alguna vez y cambiar de cuento, dejar a Blancanieves a un lado con tanto enanito para cuidar, por el de la Cenicienta y encajarme en un zapato que me ajuste bien… ¿sabes que no creo en zapatos de cristal?
Quizás te sorprenda, prometí contarte que pasó con el chico de la cafetería, con el poema de E.E.Cumings, te imagino con los ojos abiertos de par en par bebiéndote mis palabras, intentando saber que pasó y estás tan acelerada que realmente ahora podría estar hablando de lo sagrado y profano que no me estarás leyendo sino intentando saber que pasó… Tú si que no cambiarás nunca, tu adicción a empezar por el final, a vivir el presente a tanta velocidad que eres incapaz de ver que está pasando. A veces casi sin ti y lo peor es que es justo cuando te toca ser la protagonista de tu vida, acabas confundiendote con un personaje más…
No sé como vas a ingeniártelas en tu próximo libro, aunque tratándose de ti no me impactaría ya nada. Eres tan explosiva que podría empezar por el capítulo ocho a leer, seguido del segundo y al llegar al final saber cómo, cuándo y quién fue el responsable que te causó tanto dolor para que sigas en ese bucle literario ó solo sea un juego más con la mente de tus lectores…
Sonó el teléfono, era la quita vez esta tarde, -c, se levantó sin terminar de escribir con la molestia de quien está imbuido en su mundo y no quiere salir ni encontrar la salida-, cada vez que sonaba se le encogía la tripa, -¿será él?, ¿será la noticia que está esperando?-, … Llego al salón asfixiada a pesar de estar a solos unos metros, se prometió que algún día dejaría de fumar, aunque mientras lo hacia se sonreía – a quién pretendes engañar c. se burlaba de si misma con un gesto que solo ella sabía ironizarse-. Cogió el teléfono y al mirarlo, -NUM SIN IDENTIFICAR-, se giró sobre sí misma y se dirigió hacia la cocina dejando que sonase.
Fijó su mirada en la cafetera, -que locura comprar una cafetera rosa de lunares pensó, bueno no menos que sus gafas de pasta verdes-, era el momento de otro café para meditar que hacer si sonase por sexta vez… Mientras salía el café hojeando el periódico, todo le resultaba diferente, como si las letras bailaran para ella, era incapaz de contener la risa al ver la cartelera, de nuevo estaban allí todos sus recuerdos juntos, enredados, las veces que habían planeado ir a verla cuando la estrenasen, que sin haber ido ya la había vivido de mil formas diferentes.
Al olor de café como autómata, su taza lista para volver al correo que había dejado a medias, si algo realmente la frustraba era no acabar lo que había empezado, o dejarlo a medias, justo la sensación que tenía cuando se acordaba de aquella noche, donde ni dijo, ni escuchó, solo un portazo que la llevó al invierno más frío, pero ahora ni ese recuerdo la ensombrecía porque era primavera por dentro y por fuera. Los almendros hace tiempo que florecieron para ella, y hoy era luna nueva.
…he pensado que podríamos quedar hoy X., y te cuento la tarde de la cafetería mejor con un Chardonnay entre risas, te espero en la misma terraza de siempre y aprovecho para llevarte las fotos de la luna que te prometí, no te olvides mi libro, el de Guerra y Paz, el otro quedatelo ya no tiene ningún sentido en mi vida.
Te llamaré antes de salir de casa por si no lo lees el correo.
Un beso
c.
Cerró el portátil. Se miró las uñas complacida de ese rojo pasión, se levantó con su taza en la mano a escoger que zapatos se pondría, el resto ya vendría por añadidura…
Sonó el teléfono por sexta vez...
carmeloti